jueves, 21 de enero de 2010

Mi encuentro con el (Segunda parte)

Mis labios estaban morados, tiritando levemente. Entonces tomé una desición. Ese miércoles era para ser vivido de una manera diferente. Cada instante debía ser saboreado como el último sorbo de un buen cafe.
Decidí no cumplir con mis compromisos. Decidí cumplir con mi deseo de experiencia.
Detuve un taxi en la primer esquina y dejé que mi destino sea guiado por la música que sonaba en mis dedos.
Llegamos a la puerta de un museo. Pedí al chofer que se detenga. Le dí su dinero y un chocolate.
En el museo ví obras que me hicieron llorar.
Mis labios ya no estaban morados y mis pues habían recueperado su temperatura.
Tome un cafe dentro del museo. El mundo estaba confabulado para que yo gozara a cada instante. El cafe estaba extremadamente espumoso y de fondo se escuchaba un mágico jazz que acariciaba mis cabellos.
Ya no era un miércoles cualquiera, era un miércoles particular...

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