lunes, 14 de diciembre de 2009

La verdad

Estoy en una iglesia, grande, antigua, lejos de casa.
Pareciera como si estuvieran desarmandola.
A lo lejos veo una cruz, y hay algo que llama poderosamente mi atención.
Está vacía. ¿Donde esta Jesús?

Nadie responde. Silencio.
Y a lo lejos, entre un grupo de hombres que cargan maderas
lo veo a Jesús, hermoso, con su piel blanca, su cabello ondulado y su tabarrabos.

Camina tranquilo, calmo,
llendose para siempre de esa cruz,
de ese lugar al cual ya no pertenece.

Veo su andar y siento amor, admiración, siento paz.
Miro su cuerpo y ya no hay rastros de dolor, ni de heridas.

Alguien por lo bajo me susurra al oido:
"Al fin podemos conocer la verdad. El ya cumplió su misión.
El dio su vida por nosotros para enseñarnos a perdonar.
El no está sufriendo, y no es esa imagen la que debemos ver.
Es hora de que lo liberemos de esa cruz llena de dolor".

Esa voz desaparece y miro a lo lejos como si fuera una fotografía
y yo una espectadora, mis pies. Ambos están atados con una pequeña soga.
¿Será que aún estoy atada al sufrimiento?
¿Será que el mandato de sacrificio sigue en mis pies?
¿Será que quiero liberarme de mi cruz?
¿Será que quiero ser libre y seguir los verdaderos pasos de Jesús?

JSM-

1 comentario:

Anónimo dijo...

... me seguis sorprendiendo ... no estoy seguro si son tus pensamientos o los de JSM o si JSM es tuyo ... como sea, disfruto ver y estar ahí ... en lo que describis ...